miércoles, 18 de abril de 2012

Ni joven ni viejo


Como dijo Jessi aquí, llevamos unas semanas muy liados. Ni siquiera hemos acabado de ordenar las fotos y vídeos del viaje a Roma, y ya queda menos de un mes para ir a Estados Unidos, así que realmente tampoco tenemos mucho más tiempo (por ahora) para ello.

De todas formas, y para que no se dude de que seguimos con el blog, aquí va un pequeño post-reflexión.

Preparando el viaje a Roma y, en concreto, comprobando los precios de las entradas a los monumentos y museos, reflexioné.

Me di cuenta de que, en la flor de la vida, con 27 años, ya prácticamente no opto a ninguna entrada reducida. He entrado en el desierto páramo de las entradas sin descuento. Un páramo que dura... ¡¡25 años!!

Me explico:

- Hasta los 18-21 todo son descuentos. Hay carnet joven, carnet de estudiante, los cines regalan entradas... los estudiantes no tienen un duro y hay que fidelizarlos, así que... ¡que rulen los descuentos!

- Entre los 21 y los 27 siguen los descuentos... aunque se van agotando paulatinamente. Cada año que pasa pierdes privilegios. Una vez en los 27 ya quedan pocas compañías que te califiquen como "joven". Ni la mayoría de los bancos, que llamarían joven a la Duquesa de Alba si hiciese falta con tal de hacerse con su dinero, quieren mantener tu "cuenta joven".

- Hasta los 30 se agotan los últimos cartuchos. Hay almas caritativas (con más necesidad de clientes) que aún te ofrecen algún tipo de ventaja. El año pasado yo cambié mi dinero de banco porque para uno ya no era "joven" pero para otro aún sí (hasta los 30, precisamente).

En los 30 empieza el páramo del que hablaba antes. Se paga todo al 100%. Ya nadie te considera especial y da igual que te sientas un chaval de 20. ¡Toca pagar!

Esto solo termina 25 años después cuando...

- A partir de los 55 hay al menos una empresa que ya desea hacerte descuentos: El Corte Inglés. Empieza a ser conocido su programa de viajes para mayores de 55; bueno, al menos en mi familia, ya que mi madre lo ha establecido como su nueva meta y me recuerda la cuenta atrás hasta sus 55 años cada vez que hablamos por Skype. Estoy seguro de que ella aprovechará esos viajes mejor que nadie :)

- A partir de los 65, no es novedad, se vuelven a ofrecer descuentos. Ya sean de tercera edad o los mal llamados jubilados, porque si no has dado palo al agua en tu vida también los obtienes. La gente mayor, salvo honrosas excepciones, o no tiene un duro o los duros que tiene no los gastaría ni aunque fuese la única manera de salvar el mundo; por ello, es normal que las empresas se vuelquen con ellos (y con sus carteras).

En esos 25 años intermedios parece que no hay mucha esperanza, salvo la familia numerosa, que como descuento es una ruina, al menos en España (experiencia propia).

Como diría la sabia Britney Spears en "I'm not a girl, not yet a woman", "Ya no soy joven, aún no soy viejo". Más o menos :)

lunes, 9 de abril de 2012

Mi fontana favorita

Una de las cosas que más me gustó de Roma fue la Fontana di Trevi. Antes de ir era de lo que más me llamaba la atención y mis expectativas eran muy altas. Pero, al contrario de lo que suele pasar en estos casos, no me decepcionó.

Decidimos ir por la noche (más que nada porque no pudimos hacerle hueco durante el día), pero me pareció mucho mejor. Primero, porque iluminada tiene que ser mucho más bonita que a la luz del día. No me equivocaba. Y, segundo, porque había leído que por el día estaba masificada de turistas (¡qué inoportunos, la verdad!), así que pensé que, al caer la noche, estaría más despejada. ¡No podía estar más equivocada! Mirad:



Y no me extraña, la verdad. Es que, insisto, ¡es preciosa! Además que, aunque ya había anochecido, no era muy muy tarde (serían como las 8 de la tarde). Supongo que lo ideal es ir de madrugada, cuando los turistas descansan.



Bueno, esta maravilla está situada en la fachada del Palacio Poli y está adornada por estatuas y bajorrelieves sobre unas rocas muy grandes por donde cae el agua. En el centro se encuentra la escultura de Neptuno y junto a ella hay dos tritones que guían el carro del que tiran dos caballos de mar, uno de ellos es más dócil y el otro más difícil de controlar, y simbolizan dos estados de ánimo del mar opuestos (¡me encanta este simbolismo!). Y a los dos lados de Neptuno, se alzan las estatuas de la Salud y la Abundancia.

Además, la tradición dice que si se desea volver a Roma, hay que tirar una moneda con la mano derecha sobre el hombro izquierdo y de espaldas a la fuente. Por lo visto, hay que echar dos monedas para enamorar algún romano. Y, por último, si se echan tres monedas, se producirá un matrimonio o un divorcio (¡Qué bonito echar una moneda para divorciarte! ¡Hasta las tradiciones están en crisis!). Bueno, nosotros echamos en total cuatro monedas y hasta aquí puedo leer...

En fin, que no me importa volver a repetirlo: ¡me quedé enamorada de la Fontana di Trevi!








martes, 3 de abril de 2012

Se me hace la boca agua

Una de las cosas que más me gustó del viaje a Roma fue la cena romántica que Edu me regaló por mi cumpleaños. Tuvimos que ir hasta un hotel a las afueras de la ciudad solo para cenar. Fue una odisea ir hasta allí y luego volver, pero realmente mereció la pena.

Lo poco que vimos del hotel, la recepción y el restaurante, nos pareció muy elegante y cuidado. Lo malo es que, como he dicho, no tiene fácil acceso y si vais a Roma de turismo, lo mejor es quedarse en el centro. Pero, si alguna vez os interesa un hotel a las afueras de diseño y muy cool, id a Black Hotel.

Restaurante del Black Hotel
Y ahora las fotos de la cena. Para mí, ha sido una de las mejores cenas (gastronómicamente hablando) de mi vida, exquisita.


Entrantes




Este era mi entrante:
Carpaccio de oca

Estaba tremendamente bueno, de textura super suave, se me derretía en la boca y ahora se me hace agua al ver la foto y acordarme (¡ains!).

El entrante de Edu:
Surtido de carnes, aunque yo diría más bien "de embutidos".
Evidentemente, no puedo describir el sabor, no quise ni probarlo para no interferir en el sabor de mi fantástico carpaccio. Pero, según dice, estaba muy bueno también (él no disfruta tanto con la comida como yo, así que sus adjetivos se reducen a "no muy bueno", "bueno" y "muy bueno"; así de original me ha salido el nene jeje). Además, me pareció muy curioso que uno de los quesos llevase pistachos dentro.









Primeros platos


Parece simplemente pasta con almejas. Y, efectivamente, lo es; pero tenía un sabor delicioso y no solo porque llevaba una lluvia de crocanti por encima que estaba de muerte, sino también porque la pasta estaba hecha perfectamente (claro, estábamos en Italia, ¿qué esperaba?) y las almejas superaron mis expectativas en cuanto a este plato.









Edu no quería defraudar a su paladar experimentando con cosas nuevas. Así que se pidió pasta carbonara, como un señor. Y lo consiguió, no le defraudó. Veredicto: muy buena.








Segundos platos




Os presento a mis gambones al grill con un toque de limón. ¡Riquísimos! Me encantaron, no dejé ni el olor. Bueno, a decir verdad, dejé la lechuga, jeje.












Por último, tenemos una prueba más de cómo Edu estaba a tope de originalidad esa noche y se pidió un filete con papas. Y para más inri, le he preguntado que de qué era, para explicarlo bien en el blog, y me dice que "es imposible que me acuerde de qué era esa carne". En fin, habrá que quererle igualmente, ¿no?

Después de esta pedazo de cena no quisimos llenarnos con postre, aunque tengo que decir que tenían una pinta estupenda.

Y así concluimos la que fue nuestra última noche en Roma. ¡Inmejorable!


PD: ¡Gracias por este regalo! 

domingo, 1 de abril de 2012

¡Qué panorama!

Hemos estado muy ocupados estas últimas semanas y no hemos tenido tiempo de actualizar el blog, ¡ni siquiera habíamos pasado las fotos al ordenador! Pero creo que ya vamos teniendo más huequecitos para disfrutar nuestros viajes (pasados y futuros).

Así que mientras organizo las fotos y pienso en las próximas entradas, aquí os dejo una foto que acabo de crear. Cuando estaba en Roma me dio por hacer algunas fotos con una función que tiene la cámara que hace muchas fotos de un solo tiro. Yo, que soy una inculta de la fotografía, me imaginé que sería para hacer fotos panorámicas. ¡Y no estaba equivocada! Busqué en San Google y vi que había muchos programas para hacerlas y después de probar unos cuantos, el Autostich me ha parecido muy fácil. Supongo que se puede mejorar, ¡pero de momento, estoy super contenta!

¡Y aquí tenéis mi primera foto panorámica del interior del Coliseo!