miércoles, 29 de agosto de 2012

Universal Studios: para vivir el cine

Pese a las 30 horas de paliza del primer día, el domingo a las 4 de la mañana ya estábamos dando vueltas en la cama y a las 5 ya no había manera de seguir durmiendo, gracias a nuestro amigo Lag. Jet Lag. No hay que olvidar que hay una diferencia horaria de 9 horas entre Los Angeles y España/Alemania.

Así que nos pusimos en marcha y después de una vuelta por Los Angeles (que ya contaremos en otro post), fuimos al parque Universal Studios.

Consejo: el parking del Universal cuesta 15$ al día... pero es muy fácil evitarlo. Simplemente hay que dirigirse a la parada de metro Universal City Station (marcador amarillo), que dispone de un parking gratuito en la superficie. Ahí se puede dejar el coche sin problema y después se cruza el Lankershim Blvd para llegar al marcador verde. Ahí una especie de trenecito (enorme) de Universal te recoge cada cierto tiempo y te deja en la entrada del parque (marcador rojo).



El "trenecito". Me pregunto si hay que seguir llamándolos así cuando son enormes...
Hecho el truco del parking, llegamos al parque. Fuera del recinto está la Universal CityWalk, una zona de hoteles (caros), restaurantes (caros) y tiendas (caras) pero todo ya ambientado en el mundo cinematográfico. Es un buen sitio para hacer las primeras fotos antes de meterse de lleno en la diversión.


Entramos en el parque, y una de las cosas que primero hicimos fue ir al Studio Tour. En esta visita de más o menos una hora se da un paseo (en trenecito, eso sí) por los estudios propiamente dichos. Se puede hacer en inglés o en español, y desde luego recomiendo español por comodidad y para no perderse ningún detalle. Por cierto que esta visita está incluida en el precio de la entrada al parque.

Se atraviesan algunas de las impresionantes calles y plazas creadas exclusivamente para algún rodaje:


Una de las series famosas rodada en Universal es Mujeres desesperadas. Dimos un paseo por Wisteria Lane, durante el cual Jessi dejó de responder a estímulos externos. Nunca la he visto tan concentrada :) La verdad es que hasta a mí, que no he visto la serie, me impresionó porque habían recreado un típico barrio de viviendas unifamiliares americano a la perfección. Este es el vídeo que hice (perdón por el meneo, la culpa es del tren...).



Otras recreaciones que nos mostraron fueron un pueblo del oeste (aunque dos días después veríamos uno real...), la típica casa junto a un lago, de peli de terror, un pueblo mexicano y un muro verde enorme con una especie de piscina delante. De esta manera tan "simple" consiguen en un montón de películas que los protagonistas se den un baño en cualquier parte del mundo. Los trucos de siempre siguen vigentes.


En otra parte de la visita nos enseñaron los pabellones en los que se ruedan series o películas de interior. La pena es que no te dejan entrar en ninguno, pero para eso recomendamos la visita a los estudios Warner Bros.

Durante el trayecto realizan algunas exhibiciones de explosiones, llamaradas, inundaciones... de estas últimas vimos una muy curiosa. Nos llevaron a una reproducción de un pequeño pueblo, con una calle de tierra. Nos dijeron que nos preparásemos para una inundación y... [Atención, no veas el siguiente vídeo si prefieres no saber cómo acaba la historia...]



Lo increíble es cómo en 10 segundos se reconstruye el escenario y está listo para la siguiente visita (o la siguiente toma, según cómo se mire). Sobre el tema de crear una catástrofe y reconstruir rápidamente el escenario hay alguna sorpresa más... pero hasta aquí puedo leer...

Además de todos estos elementos sobre el rodaje de películas, hay un par de atracciones, sin bajarte del tren. La más alucinante es la de King Kong 360º, en 3D (aquí se usan las gafas que hay que recoger antes de empezar el recorrido). Está diseñada por el propio Peter Jackson y os prometo simplemente, para no desvelar nada, que os va a impresionar.

El tour aún nos dio alguna sorpresa más, pero como creo que ya me he extendido bastante, voy a acabar con otra de las paradas más interesantes: La guerra de los mundos.

Mientras ves imágenes de la película en las pantallas del tren, vas atravesando la zona de escombros que aparece en la película. A mí, que soy fan de los detalles, se me pasó demasiado rápido. Me quedé pasmado viendo con qué precisión habían recreado los daños en las casas, en los coches y en los miles de objetos que hay por el suelo. Una pasada.

Terminamos el tour y empezamos a recorrer las atracciones. No está de más, sobre todo si vas solo un día, echar un vistazo al mapa de antemano para hacer una pequeña selección. El parque se ve bien en un solo día, pero no queda demasiado tiempo para repetir o para ver todos los shows. A nosotros nos gustaron mucho las atracciones de La Momia, Parque Jurásico y sobre todo la de Los Simpson.

Un segundo antes de destruir la atracción

En Springfield, con nuestros amiguetes
Han sido muchos años viendo capítulos de Los Simpson una y otra vez (gran decisión de Antena 3 en su día de comprar los derechos). La atracción de Los Simpson es un regalo para los fans de la serie. Todos los detalles están cuidadísimos e incluso en la fila hay vídeos y sketches inéditos, así que hasta esperando estás disfrutando.

Si a eso le añades la zona de alrededor, ambientada con la tienda de cómics, el badulaque o el bar de Moe, el rato que estás por ahí te sientes parte de Springfield.


Después de la dosis de Simpsonmanía aún tuvimos tiempo para ver algunos shows, como el de efectos especiales y el de animales-actores y dimos por terminada la visita para llegar a ver el atardecer desde el Hollywood Sign.

¿Merece la pena los 80$ (unos 65€) que vale la entrada? Absolutamente. Es más, descubrimos que con la entrada nos regalaban otra para otro día, y buscamos un hueco en el planning para volver otra tarde (pero esto ocurriría muuuucho más adelante, así que no es momento de contar lo que desgraciadamente nos pasó en esa nueva visita... hala, ahí lo dejo...).



Edito: bueno, Jessi me ha convencido para que cuente aquí la segunda visita al Universal... yo acostumbrado a los finales de temporada de las series os pensaba dejar "enganchados" hasta la próxima, pero así dejamos el relato bien cerrado :) Como decía antes, decidimos aprovechar esa segunda entrada que nos dieron y acortar un poco la visita a San Diego.

Llegamos a las 5, y cerraban a las 7, así que teníamos tiempo de repetir las atracciones que más nos habían gustado y montar en alguna que no dio tiempo, como la de Waterworld. Cuando entregamos la entrada, el chico que había allí nos dijo algo como "más vale que os deis prisa"... ? ... Le preguntamos, y ese día cerraban a las 6 porque tenían que prepararse para el Memorial Day.

Mala suerte... ya estaban cerrando todo y solo nos dio tiempo de repetir la Simpsons Ride una vez más y completar un poco el álbum de fotos. Y para más inri nos enteramos de que al día siguiente inauguraban una nueva atracción... ¡Transformers!

En fin... la nota positiva es que tendremos que volver para ver lo que nos faltó. Qué lástima... :)


Direcciones para el GPS:
Parking gratuito Universal City Station: Campo de Cahuenga cruce con Lakershim Blvd
Entrada principal Universal Studios: 100 Universal Centre Drive, Universal City, CA

lunes, 20 de agosto de 2012

El corazón mexicano de Los Angeles

Aterrizamos en Los Angeles, fuimos a buscar el coche y a hacer el check-in en el hotel. Y, después de unas 25 horas en pie y con dos vuelos a nuestras espaldas, creedme, la tentación de quedarnos descansando era muuuuy grande, pero eran como las 4 de la tarde y no podíamos desaprovechar ese primer medio día de nuestro viaje. Afortunadamente, cogimos fuerzas (aunque tampoco hizo mucha falta porque estábamos e-mo-cio-na-dí-si-mos) y nos fuimos a dar una vuelta por los orígenes de la ciudad: Olvera Street.

Como no teníamos planeado pasar mucho tiempo por la zona, intentamos aparcar lo más cerca posible. El centro de Los Angeles está lleno de aparcamientos, y en muchos se puede ver el precio desde fuera, así que se puede ir comparando. Nosotros aparcamos en El Pueblo Parking, que está justo al lado de Olvera y nos costó $9 (7,50€). (Al final de la entrada dejaré la dirección para ponerla en el GPS.)

Olvera Street es la parte más antigua del centro de Los Angeles. Principalmente es un mercado mexicano muy curioso, lleno de todo tipo de artículos hechos a mano, desde sandalias hasta máscaras de luchadores mexicanos. Lo que más me gustó fue el colorido que tenía y la gente, que era muy cercana. Hay también restaurantes y puestecitos con comida típica de México.





Al final de la calle, hay una plaza donde hacen bailes al ritmo de música mexicana y, además, es el lugar donde se celebran todos los actos y fiestas. Nosotros tuvimos la suerte de encontrarnos con una actuación de unos bailarines vestidos con unos trajes de colores, que supongo que serán típicos. Nada tremendamente emocionante, pero sin duda, bastante curioso...



Frente a este espectáculo, había otra pequeña plaza con música de verbena y allí se habían reunido los más bailongos del pueblo dando rienda suelta a su ritmo latino. Nos quedamos un ratito mirando porque había alguno que realmente se lo estaba pasando bomba.


Esta visita fue un poco de relleno, la verdad, aunque normalmente recomiendan que pases por aquí si vienes a Los Angeles. Pero nosotros estábamos como en el aire y un poco desorientados, así que ni compramos ni comimos nada allí.

A la vuelta, pasamos por el Walt Disney Concert Hall. Es una sala de conciertos diseñada por Frank Gehry, el mismo que diseñó el Museo Guggenheim Bilbao, así que el estilo es bastante parecido. Si queréis visitarla, aquí tenéis un enlace directo al mapa.


Y muy cerca, una manzana antes, estaba la Catedral de Nuestra Señora de Los Angeles. Pasamos por la parte trasera y sabíamos que estaba ahí, lo indicaba el mapa, pero no veíamos indicios de algo ni siquiera parecido a una catedral. Cuando nos alejamos un poco en dirección al Concert Hall, vimos como una torre con una campana. Después, en los mapas hemos visto que la entrada principal estaba cruzando la esquina, un poco más abajo, así que no es de extrañar que a nosotros nos pareciese un edificio de oficinas. Es muy curiosa por lo diferente que es a lo que estamos acostumbrados. Resulta, según fuentes cercanas, aka Edu, es obra de Rafael Moneo, también conocido por diseñar el Ayuntamiento de Logroño (ahora entendemos tanto interés por el diseñador, no?), al que además, dieron el premio Príncipe de Asturias de las Artes hace poco.

Esta es la catedral desde los aires (sacada de Google Maps). Nosotros pasamos de largo por la N Grand Ave y nos perdimos la parte frontal :(

Después de este pequeño paseo, estábamos arrastrándonos por el suelo y no podíamos más. Así que nos fuimos a cenar y directamente al hotel. A las 8 de la tarde (tras exactamente 30 horazas sin dormir), ya estábamos con el antifaz puesto y soñando con Los Angelitos (juas ¡qué chispa!) hasta nuevo aviso...


Direcciones para el GPS:
El Pueblo Parking: 610 North Main Street, LA


viernes, 17 de agosto de 2012

Nuestro mejor amigo (de cuatro ruedas)

Como comenté en una entrada anterior, habíamos alquilado un coche con la empresa Dollar para los 16 días que estuvimos en Estados Unidos.

Después de aterrizar, decir "¡estamos en Los Angeles!", recoger las maletas, decir "¡¡que estamos en Los Angeles!!", salir del aeropuerto y... sí, eso, seguir repitiéndolo, nos fuimos a buscar el shuttle que nos tenía que llevar a la oficina de Dollar. Ya sabéis que la mayoría de compañías baratas no están en los aeropuertos,  para ahorrar costes. Fuimos siguiendo las señales de "rental car shuttle" (o algo similar), que nos llevaron a una de las salidas del aeropuerto.

Allí había una calle enorme llena de autobuses, cada uno de una compañía, yendo y viniendo. Entre todo ese follón vimos como el de Dollar se nos escapaba en las narices. Al menos nos sirvió para ver a qué altura de la calle paraba.

Aquí va un consejo para los que estáis preparando el viaje: no está muy bien señalizado dónde para cada autobús, por lo que lo mejor es ponerse por el principio de la calle, y al ver el de tu compañía ir siguiéndolo hasta donde pare. No van rápido y tiene que bajar mucha gente, así que no hay riesgo de perderlo. Si os quedáis por el final, puede que justo vuestra compañía pare por el principio y ni lo veáis.

Sigo con la historia :) En el rato que estuvimos esperando al autobús, y durante el propio trayecto, no hacíamos más que mirarnos y, sin decir nada, sonreír. Había muchas horas de preparación metidas en este viaje y por fin había empezado. Mucha emoción.

Yo aún estaba más alterado que Jessi, ya que, como sabéis los que me conocéis bien, me encanta conducir, y además hacerlo por Estados Unidos ha sido uno de mis sueños de siempre.

Llegamos a la oficina de alquiler. Quise hasta hacerme una foto en la entrada, como si fuese Eurodisney, pero no tenía la cámara a mano... Una vez dentro, me sorprendió el tamaño. La oficina era enorme y tenía 3 filas bien diferenciadas: una para reservas hechas por internet, otra para gente sin reserva y otra para devolución de vehículos.

 Nos pusimos en nuestra fila... y a esperar. Estuvimos cerca de 40 minutos. Una pequeña decepción, porque aunque no es tanto tiempo, el viaje ya había empezado y cada minuto contaba. Además, esos 40 minutos psicológicamente equivalían a las esperas de los niños a que los Reyes Magos pongan los regalos... ¡se me hizo eterno!

Por fin llegamos al mostrador. A mí me gusta llevar las cosas preparadas, así que antes de que el que nos atendía dijese buenos días, ya había puesto sobre la mesa el pasaporte, el carné de conducir internacional, los papeles de la reserva y una tarjeta de crédito. "Así da gusto" (pensé yo) :)

Nos hizo un resumen de la reserva y, como esperábamos (lo leímos en muchos foros), nos ofreció subir a un coche de una clase superior por un precio reducido. Era una oferta de las que "ganan todos": ellos consiguen que gastes más de lo que tenías pensado en un principio, y tú consigues un coche mejor por un precio más ajustado.

Aunque habíamos ya hablado de decir que no a la oferta, en el momento nos ofreció los seguros opcionales y acceder a la clase Premium, hice rápidamente un repaso mental y bueno... ¡era 5 clases superior al que nos correspondía! (Economy < Compact < Mid-size < Standard < Full-size < Premium). Así que... efectivamente, aceptamos. Y según firmé el contrato, pensé en las teorías del "presupuesto ajustado", "bueno, es caro pero luego allí gastamos lo justo" y "ya está todo pagado de antemano, allí no gastaremos casi nada". En las dos primeras horas en el continente ya habíamos profanado el presupuesto... pero oye, íbamos a hacer casi 5000 kms así que más valía evitar un Ford Ka.

Salimos hacia la cochera. Seguíamos sonriendo (y ya llevábamos desde el aterrizaje). Parecía un enamoramiento de los de adolescentes. Vaya tontería llevábamos encima... ¡como en una nube de un sitio a otro!

No nos habían dado llaves. Nos dijeron que eligiésemos uno y "nos lo llevásemos puesto". Llegamos a la zona Premium y bueno, por asegurarnos y evitar sorpresas, le pregunté a un trabajador que si con ese contrato me correspondía uno de los 3 coches que había en esa sección. El tío comprobó los papeles y me dijo "te puedes llevar el que quieras de esta zona". Y me señaló 4 filas completas de coches en plan "algún día todo esto será tuyo". Claro, eran todos los de las clases entre Economy y Premium.

Nos centramos en los 3 Premium, que eran los que mejor pinta tenían. Yo buscaba un Camaro, un Mustang... en fin, lo típico :) pero ¡sorpresa! En Dollar no son tontos. Está bien saberlo. Me estaba costando decidirme... me movía entre uno y otro coche buscando pros y contras... Me giré para preguntarle a Jessi qué pensaba, y la veo abriendo el maletero de uno y subiendo su maleta. Era el elegido. La verdad es que era el más amplio y el que mejor pintaba: un Ford Taurus. Un cochaco muy a la americana.

Cabía más equipaje en este coche que en la bodega de un vuelo de Ryanair

Subimos las maletas al maletero infinito, me familiaricé con el interior (mi parte favorita de los alquileres), le di un repaso al cambio automático y nos fuimos hacia el hotel.

Me despido con unas fotos de nuestro querido amigo durante el viaje:

Unos 100.000 mosquitos perdieron su vida en el frontal del coche. Y nos fastidiaban las fotos que hacíamos a través del parabrisas. Aquí lo estamos lavando antes de llegar al Bryce Canyon.
Jessi con el Taurus, perdidos en una carretera secundaria en algún lugar de Utah
Una de las paradas para fotografiar el desierto: tan monótono pero tan fascinante
¡Ciao! Jessi se despide antes de coger el coche durante unos cuantos kilómetros... ¡¡de ruta 66 por Arizona!!

Direcciones para el GPS:
Oficina Dollar LAX: 5630 Arbor Vitae Street, Los Angeles, CA

lunes, 13 de agosto de 2012

Acompañando al día

12 de mayo de 2012. Por fín llegaba nuestro gran día. Teníamos unos nervios... El avión salía de Frankfurt a las 5 de la mañana, así que, entre unas cosas y otras, no dormimos nada.

Hicimos escala en Heathrow, pero casi no me enteré de este primer vuelo porque fui dormida todo el tiempo. Estábamos un poco preocupados porque entre que teníamos más o menos una hora para hacer la escala, que no sabíamos si tendríamos que cambiar de terminal y el tiempo que hay que perder con los controles de seguridad y de pasaporte, pensábamos que no nos daría tiempo. Pero el vuelo salía desde la misma terminal, así que lo demás fue bastante rápido e incluso tuvimos que esperar en la puerta de embarque (vamos, lo más normal del mundo).


Y ya, por fin, nos embarcábamos hacia Los Angeles. ¡Qué emoción! El avión era enorme para lo que estoy acostumbrada (que es todo más bien dentro de Europa). Nos sentamos al lado de una chica asiática que no dijo ni mú en las 9 horas que duraba el vuelo, ¡por mí mejor! En cada asiento había una bolsita que contenía una manta, unos auriculares, un cepillo y pasta de dientes. Además, todos teníamos una televisión individual con un sistema de entretenimiento que incluía películas, series, documentales, música y juegos. Yo me centré en las películas y la música para leer y dormir, Edu se centró en su consola (no comments) y vimos una película juntos: El gato con botas.



La primera comida que nos pusieron era un plato caliente. Nos dieron a elegir entre dos opciones: la vegetariana y la carnívora. Es decir, pasta con queso y tomates naturales o pollo al curry. Nosotros elegimos la pasta porque el curry no está entre nuestros gustos gastronómicos y... ¡estaba buenísima! De acompañamiento había una especie de ensalada con lo que parecía cuscús, pero no nos gustó nada el sabor (la dejamos). Me hizo mucha gracia cómo ponían el agua, en un botecito como si fuese yogur. La segunda comida, que sería como el desayuno o la merienda (ya ni sé en qué hora vivía), fue un sándwich de ensalada de pollo, que en fin, no estaba taaan rico como la pasta... y un muffin. ¡Ya no me acordaba de lo que era ilusionarme por la comida del avión!



Entre las comidas, las películas y las siestecitas, el vuelo se me pasó bastante rápido. Y lo más curioso fue que no se hizo de noche en ningún momento. Salimos de Londres sobre las 8 de la mañana y llegamos a Los Angeles a la 1 de la tarde, entonces durante todo el vuelo fuimos cambiando de hora, acompañando al día a llegar hasta California (suena super bonito, ¿a que sí? Decidido: este va a ser el título de la entrada).

Comprenderéis que con los caretos que llevábamos en el vuelo no suba ninguna foto nuestra, ¿verdad? Pues eso. ¡Hasta la próxima!